Transmutando roles y época, defecto visual con personaje, creando una cosa rara, yo sería el lazarillo ciego de José Luis Sampedro. Él me guiaría, me llevaría, me alumbraría. Yo sería sólo oídos. Y mis ojos comenzarían a ver de nuevo, a ver distinto, desde la luz de sus enseñanzas.
En lo que es narrativa no conozco escritor más grande, y en lírica también hay muchos poetas de renombre que no le llegan ni a la altura de la suela de su prosa.
martes, 26 de noviembre de 2019
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Si el poeta se duerme en su palabra, el pueblo al que le canta se empobrece. Si el pueblo se empobrece y adormila, el poeta se agranda, des...
-
Recuerdo con dulzura el aroma a colonia de hombres y mujeres que rodearon mi infancia. Hombres, eran hombres. Mujeres, íntegras mujeres. El...
-
Piezas para construir un poema: • Hemos cerrado nuestro taller de reparación de alas rotas de mariposa. • Pero muchos clientes siguen llama...
-
Allá por las últimas alturas respirables le dijo el zángano último a la abejita reina: -Frótate una de tus últimas patitas por entre la úl...
No hay comentarios:
Publicar un comentario