Soñé despierto.
Salías de tu casa
con aquel abrigo blanco.
Yo pasaba.
Tal vez por ello ahora
mi boca sabe a caramelo,
y mi mirada, transeúnte en el tiempo
y el espacio,
divaga en cabalgatas de jazmín
y otras flores de nata.
Tú que sabes del misterio de abril
deshielas mis arterias.
Abres mi corazón en pétalo y fragancia
con sólo imaginarte.
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