Como no es mía, y hace ya tiempo que no la tengo,
ni decirme puedo: déjala que se vaya.
Maldita y caprichosa poesía,
que haces de mí tu puta favorita.
Tanto que te odio cuando te fugas.
Mas si vuelves, sin quejas ni preguntas
me abro como las granadas por noviembre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario