viernes, 14 de junio de 2019

Hoy tuve amago de tristeza. Pero logré dominarla. Aunque sentí también tristeza por mi tristeza y la dejé salir un poco libre a sus llantos.

Pero quiso más, y yo confiado en las suelas de mis zapatos nuevos recién comprados para tal fin, no pude evitar resbalar. Y fue el desmadre padre. 

Aunque supe luego de la infinidad de capas que nos cubren. Yo ya estoy desnudo. Falso. Debajo hay más que mostrar, más de lo que avergonzarte o enorgullecerte. Pero debajo hay todavía más, y ya no sentirás nada porque ciertas nociones se pierden como cabras en la niebla. Y ya no sabes más sino seguir buceando adentro de lo adentro. Hudiéndote. Sólo por amor, sólo por el amor. Palabra última. Único estado y último. En lo más hondo. Y luego eso, la nada. 

Pero luego tu te quiero. 
Y todo otra vez de nuevo. 
Todo y yo en el todo arriba, como nuevo, como si nada. Ya despuntan los higos de mi higuera. Brilla el sol como nunca. Oh dichosa y larga y nueva primavera.

Y adiós tristeza, adiós. 

Hasta mañana.

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