Hoy tuve amago de tristeza. Pero logré dominarla. Aunque sentí también tristeza por mi tristeza y la dejé salir un poco libre a sus llantos.
Pero quiso más, y yo confiado en las suelas de mis zapatos nuevos recién comprados para tal fin, no pude evitar resbalar. Y fue el desmadre padre.
Aunque supe luego de la infinidad de capas que nos cubren. Yo ya estoy desnudo. Falso. Debajo hay más que mostrar, más de lo que avergonzarte o enorgullecerte. Pero debajo hay todavía más, y ya no sentirás nada porque ciertas nociones se pierden como cabras en la niebla. Y ya no sabes más sino seguir buceando adentro de lo adentro. Hudiéndote. Sólo por amor, sólo por el amor. Palabra última. Único estado y último. En lo más hondo. Y luego eso, la nada.
Pero luego tu te quiero.
Y todo otra vez de nuevo.
Todo y yo en el todo arriba, como nuevo, como si nada. Ya despuntan los higos de mi higuera. Brilla el sol como nunca. Oh dichosa y larga y nueva primavera.
Y adiós tristeza, adiós.
Hasta mañana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario