miércoles, 11 de mayo de 2022

 GRACIAS A UN AMIGO


Después de cien kilómetros de espera

y largos días,

como glicinia hambrienta por nacer,

ayer, sobre la espalda de mi tronco

floreció, natural, un nuevo impulso.

Gracias al abrazo de un amigo.


Se llenó el foso seco y antiguo

con las aguas del alma

que el recuerdo mantuvo

-aunque calladas

siempre vivas.

Se alzaron las palmeras frente al Alfonso Trece cuatro sueños tal vez, quizás más de seis nubes;

de peineta y mantilla se vistieron las acacias en Doña Marialuisa;

incluso el cascabel del coche de caballos por curva de San Telmo

sonó distinto, más sinfónico, no sé,

más profundo.


Fueron tus brazos firmes apretándome

un par de estrellas

que colmaron de luz 

mi firmamento ciego en tú ya sabes qué sombras,

fogata y manta sobre mi corazón helado,

sal mineral, dulce savia

que en verde y blanda fronda

hoy me transforma, que me incita a seguir,

a luchar,

a no ceder. 

Siempre hasta la victoria, como dijera el Ché.


Porque ya no es por mí

solamente mi senda, 

mi trocha, mi vereda a seguir,

sino por ti también, contigo,

mi entrañable, -va por ti,

amigo mío.

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