TODA VÍA ES BUENA TODAVÍA (entremés en dos actos)
Acto primero.
Esta tímida luz apenas perceptible,
pequeña resonancia rutilante
abriéndose camino entre las grietas
de las altas murallas de un amor derruido.
Este eco apocado, silencioso,
vestigio arqueológico de un tiempo
mejor iluminado y más sonoro.
Este herido soldado
surgiendo de repente entre las llamas
no dando por perdida la batalla.
Este lobo amansado, vestido de cordero,
(que aúlla ciertas noches, yo lo escucho,
con hambre de tu piel y de tus besos).
Esta huella en el aire (yo la huelo)
tiene olor a té verde y a jazmín.
Esto que, sencillamente,
ahora titulamos de amistad.
Acto segundo.
Quizás hemos caído de repente
en un trato servil y comercial,
en el cordial saludo con membrete fecha y sello de una carta oficial.
Quizás nos hemos vuelto (ya sé que por necesidad)
demasiado burócratas para con nuestro afecto.
Pero estamos en pie, todavía, sobre océanos de sol
cuan buenamente inventamos,
de continuo y unidos aún hacia la orilla
de nuestra codiciada Ítaca.
Y qué lindo y qué Benedetti es saberte ahí, todavía.
Yo componiéndote versos, todavía, y tú, todavía, tejiendo cotas de malla contra mis desdichas.
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