Si hubieses sido tú
quien desencadenara estos poemas...
Pero un destino sabio te conservó distante
más allá de tres inviernos.
Madurada mi sed, templada mi locura,
llegas ahora nueva -como abril-
a descubrir mis ojos
perdidos en la nieve.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Allá por las últimas alturas respirables le dijo el zángano último a la abejita reina: -Frótate una de tus últimas patitas por entre la úl...
-
Recuerdo con dulzura el aroma a colonia de hombres y mujeres que rodearon mi infancia. Hombres, eran hombres. Mujeres, íntegras mujeres. El...
-
Piezas para construir un poema: • Hemos cerrado nuestro taller de reparación de alas rotas de mariposa. • Pero muchos clientes siguen llama...
-
Vuela y revuela la joven abeja del tallo marchito por alrededor. Perdida y confusa, vuelta tras vuelta en vano en el aire queriendo liba...