martes, 31 de mayo de 2022

 En ocasiones camino por las calles sintiendo que ya no me pertenecen.

Quiero mirarlo todo, y a la vez que nadie me vea.

Si escucho campanas, siempre suenan a muerto. Aun sea la hora del Ángelus.

Y me aferro a mi organismo inteligente,

que no a mi inteligencia.

Me transformo en puente:

por un órgano me cuelan, por otro vuelan las campanas que escucho, la gente que me ve y saluda una imagen de un ser en vísperas de desaparición.


Mi futuro rezuma pasado por cualquier costado.

Está herido, huérfano como el balcón de ahora: desnudo de geranios.


Hace días, eché en falta a Joaquín, a su furgoneta amarilla cargada de Donut's. Hoy le vi, me saludó, le respondí.


Como responden los fantasmas.

Seres que ya no existen.


¿Por qué coño he de ir a Los Mesones?


Antes por bares y por bancos.

Hoy sólo por bancos,


los que me roban la vida.

Los que aún me la dan sin saberlo.


Tienen los adoquines de esa calle

cara de páramo, como los eriales que circundan el Cortijo de Gallo en la plenitud del verano.


Tiene la tierra eterna facultad de recuperar lo suyo, lo que le fue quitado.


Así crecen las higueras en los patios de los cortijos abandonados y en los cementerios la hierba primigenia entre los rosales falsos.

jueves, 26 de mayo de 2022

 JARDÍN ANTIGUO, de Luis Cernuda. (Las nubes)


"Ir de nuevo al jardín cerrado,

que tras los arcos de la tapia,

entre magnolios, limoneros,

guarda el encanto de las aguas.


Oír de nuevo en el silencio,

vivo de trinos y de hojas,

el susurro tibio del aire

donde las almas viejas flotan.


Ver otra vez el cielo hondo

a lo lejos, la torre esbelta

tal flor de luz sobre las palmas:

las cosas todas siempre bellas.


Sentir otra vez, como entonces,

la espina aguda del deseo,

mientras la juventud pasada

vuelve. Sueño de un dios sin tiempo."


Composición general del poema:

Poema estructurado en cuatro estrofas de cuatro versos eneasílabos cada una. Rima asonante en los pares: a-a en la primera estrofa, o-a en la segunda, e-a en la tercera, y e-o en la cuarta.


Reseña general a modo de introducción:

Jardín y juventud es lo mismo. El poeta retorna a su viejo jardín (plano físico), lo que le devuelve mentalmente a su juventud (plano metafísico). La repetición del retorno en cada estrofa: "Ir de nuevo", "Oír de nuevo", "Ver otra vez", " Sentir otra vez", es una redundancia para remarcar con insistencia la idea principal del poema: volver, repetir, retornar, sentir de nuevo lo que se perdió en el tiempo pero el jardín custodia. Lo estático y lo mutable se entremezclan: no es lo mismo el mismo tiempo en la vida del poeta errante que entre las paredes de ese jardín estable, bucólico pero real. Subyace una comparación aquí: antes se deterioran los hombres que las casas, al menos en aquel tiempo donde las construcciones arquitectónicas eran más duraderas que hoy en día.


Análisis de versos:


"Jardín cerrado", como el alma del poeta encerrada en el cuerpo; "magnolios, limoneros", como pinceladas de un cuadro expresionista, cortas, escuetas, pero muy marcadas en color, en esencia; "guarda el encanto de las aguas", el agua para el poeta contiene eternidad, juventud sin fin, frescura, claridad, renacimiento constante, todo eso guarda el jardín, y lo mantiene vivo, pero el poeta físicamente no puede hacer eso con su vida, por ello le surge la nostalgia, la tristeza.


La segunda estrofa comienza con algo muy profundo: "silencio, vivo de trinos y de hojas". Aquí hay una antítesis o contradicción: si se escucha algo no puede haber silencio, a qué silencio se refiere entonces: a la tranquilidad, a la calma, al sosiego, como escuchar a Chopin alejado del mundanal ruido. Y continúa con una prosopopeya o personificación junto a una sinestesia, "el susurro tibio del aire", el aire no susurra, se escucha, pero el aire no tiene boca para susurrar, que eso solamente pueden hacerlo las personas, es una cualidad humana principalmente, y la tibieza, que significa ni calor ni frío, sino templanza y equilibrio de temperatura, adjetivando a susurro como sujeto en la oración (oración averbal, sin verbo, no hay acción explícita, sino implícita en el contexto) y no al aire, complemento del nombre susurro, remarca la prosopopeya: el aire es un ser (y no un fenómeno atmosférico) que le habla con templanza, con dulzura. ¿Y qué le susurra el aire al poeta? Ese susurro le transfiere la imagen de una especie de barco o cualquier otro medio de transporte, invisible pero sensible, donde aún se mantienen intactas las viejas almas, tanto las diferentes almas cronológicas del poeta en edad temprana como las almas que conoció, bien de personas que ya no existen, o que existen pero son ya viejas.


De la tercera estrofa hago mención del último verso: "las cosas todas siempre bellas", que es una extensión de lo expuesto hasta ahora: en el jardín se guardan las cosas tal y como existieron en el pasado para el poeta, cuando todo era bello, nada estaba corrompido, en una especie de perfección eterna. Las cosas sí, el instante sí, todo era bello, menos la separación del poeta y el jardín: el primero no conoció nada mejor después, y por ello el jardín, lo estático, lo no caduco, le retrotrae a aquellos tiempos felices. De aquí se pueden sacar enlaces con Manrique: "cualquiera tiempo pasado fue mejor", y cosas por el estilo. 


Y por último: la última estrofa, el colofón, la revelación de lo que "subterráneamente" se ha venido insinuando en el fondo de todo el recorrido del poema: aquel jardín, en aquel tiempo, provocaba, incitaba, encendía el ánimo, la voluntad, querer vivir, daba pie a desear. Es lo que Gamoneda llama "la desaparición de los componentes de la juventud, de la energía", pero que hoy, tomado ese hoy por aquel día en que Cernuda regresó al jardín, han vuelto. 


La apoteosis culmina en el final del último verso: "Sueño de un dios sin tiempo". Verdaderamente aquí me enfrento con algo tan grande que no sé si soy capaz de analizarlo. Qué quiere decir exactamente esto. ¿Hasta los mismos dioses considerados todopoderosos han de soñar en el sentido de que el sueño proporciona lo que en realidad no se puede hacer?, ¿hasta los mismos dioses tienen sus límites frente a determinados imposibles?


Que por qué para mí Cernuda es el más grande: por lo que he intentado explicar aquí con mi análisis de un poema que posiblemente tenga poco de famoso entre su obra. Primeramente el uso de las nueve sílabas, poco común, y que aun siendo de arte mayor son versos de los más pequeños en ese arte; porque dieciséis versos es poco más que un soneto, y en lo corto hay que ser muy artista para comprimir tanto sentido y tanta profundidad sin mutilarlos. Profundidad, ornamentación; sentido y belleza; compresión; afinamiento; arte extremo.


Estructura y expresión en conjunto, orden y espontaneidad, equilibrio, armonía, sonoridad, lo antiguo y lo moderno, hipérbaton barroco, escaso pero presente, suavizado: "las cosas todas siempre bellas", cuando cabría decir "todas las cosas siempre bellas"; el uso de la asonancia y sólo en los versos pares ante la consonancia recargada. Aquí todo es suavidad, licor de lo bello, esencial, bien cribado, sublime. La cima de la escritura artística, emocional y sensitiva, profunda en superficie. Podada de lo sobrante sin llegar a la aridez de lo moderno.


Sé que me quedo corto, que quizás este solo poema necesita mucho más análisis que lo aquí expuesto, que no he reseñado por ejemplo a qué se refiere con lo de "el cielo hondo", que para cualquier mortal lo hondo es hacia abajo por lo común o hacia el frente, pero es difícil dar cualidades de hondura a lo que está arriba, porque ahondar es caer o seguir hacia adelante en una cueva, pero casi nadie entiende que se pueda ahondar hacia arriba, hacia la luz; las connotaciones religiosas subyacentes también en el poema. Y en lo puramente estructural tampoco he dicho nada de varios encabalgamientos, casi siempre suaves y casi nunca abruptos (lo cual incide en la criba entre barroco y moderno dejando sólo lo esencial, lo importante, sin menoscabo de nada). 


He aquí el reto principal para cualquier aspirante a antropólogo: hacer ciencia sin hacer ciencia de la vida en su conjunto, y ser capaz de demostrarlo.

domingo, 22 de mayo de 2022

 Poeta de cartera. 

Y no por lo económico, 

sino por el tamaño. 

En un bolsillo cabe,

en una billetera 

-por haberlo doblado en tantas partes-.

Poeta de retrato (pero cosa invisible). 

Poeta que no es foto ni es cristal ni es respaldo, 

ni tan siquiera el marco, 

ni muchísimo menos 

ese arquito que gira

a modo de trompita de elefante 

-a modo de arbotante en planos góticos- que lo sostiene todo: la foto y el cristal, la trasera y el marco. 

Sino ese cartoncito (y a veces papel sólo)

entremedias de todo. Devorado.

Algo así de invisible. Algo así de aislante y de aislado. Prescindible. 

Idéntico a De Niro en Taxi Driver. 


"Hamburguesa en la niebla. 

El caos, la dulzura, poética delicia en los labios

del negro trombonista. 

Sangre y metralla. De repente. 

Manglares, jungla, hélices. 

Salpicándome. 

Anegándome, 

¿desde qué altas, impolutas ventanas o desde qué campanas?

La maldita afición a los porqués sin un porqué, un para qué.

Carteles macilentos se descuelgan -a modo de luceros- 

junto al telón noctámbulo de Brooklyn. 

La manzana gigante 

es una boa constrictor 

desperezándose. 

Todo es cristal, todo empaño y de empeño.

De marfil.

De colmillo.

La niebla no emblandece: acristala, endurece. 

De cristal son las llagas en los labios del trombonista negro. 

Mas no cesan aún, supuran insaciables

igual que incontenibles corrientes africanas. 


Pero está Iris (mi dulce Iris. Verdadera.

Como las llagas purulentas. Pero en el otro bando, donde cesan las hélices y callan las campanas, cauterizan los labios del músico africano, se abren sumideros, y la ciudad se limpia y queda como una nube blanca), como una margarita que me espera en los prados de la acera."

sábado, 14 de mayo de 2022

 TANKA I (esencial)


Oh maravilla

de corazón tan blando.


Toda la vida

soportando porrazos.


Y nunca se endurece.





TANKA II (malformación)


Oh grande maravilla 

de corazón tan blando.


Te golpean sin tregua 

las corrientes del mundo,


y un puñado de aire 

pareces en mi mente.


Habita en ti la esencia 

del vegetal lacustre.


Le das envidia al mármol

cuando te vuelves nube.


Hiendo la hoz salvaje

en mi raíz razonante.


Yo también soy lacustre,

vegetal de ribera,


un puñado de aire,

un aspirante a nube.


Sigo nadando en ti.

Vuelo contigo.

miércoles, 11 de mayo de 2022

 GRACIAS A UN AMIGO


Después de cien kilómetros de espera

y largos días,

como glicinia hambrienta por nacer,

ayer, sobre la espalda de mi tronco

floreció, natural, un nuevo impulso.

Gracias al abrazo de un amigo.


Se llenó el foso seco y antiguo

con las aguas del alma

que el recuerdo mantuvo

-aunque calladas

siempre vivas.

Se alzaron las palmeras frente al Alfonso Trece cuatro sueños tal vez, quizás más de seis nubes;

de peineta y mantilla se vistieron las acacias en Doña Marialuisa;

incluso el cascabel del coche de caballos por curva de San Telmo

sonó distinto, más sinfónico, no sé,

más profundo.


Fueron tus brazos firmes apretándome

un par de estrellas

que colmaron de luz 

mi firmamento ciego en tú ya sabes qué sombras,

fogata y manta sobre mi corazón helado,

sal mineral, dulce savia

que en verde y blanda fronda

hoy me transforma, que me incita a seguir,

a luchar,

a no ceder. 

Siempre hasta la victoria, como dijera el Ché.


Porque ya no es por mí

solamente mi senda, 

mi trocha, mi vereda a seguir,

sino por ti también, contigo,

mi entrañable, -va por ti,

amigo mío.

lunes, 9 de mayo de 2022

 En la risa del niño se manifiestan todas las lenguas del mundo al unísono.


Tiene el canto del tucán la risa de ese niño.

Es la lava del volcán desparramada y libre; es el dantzari y el abeslari a ritmo del txistu y la txalaparta euskaldunes.


Con el color y la rugosidad del clavel ríe un niño; el timbre de la estridulación del grillo tiene, pero dulce.


Un arco iris es la risa en plenitud desde la boca del niño, y toda la hegemonía de la transparencia del río.


No importa el sol para la risa del niño.


Una risa de niño es una nube blanca y gruesa en lo alto, y la musicalidad silenciosa dentro de la oscura gruta isleña.


Yo cuando escucho a un niño reír me mantengo a distancia, que mi existir no demuestre su existencia frente a ella.


Porque por ella el mundo se me da completo, natural, sin artificios.


Como la risa de un niño no hay cosa mayor de feliz. Tal vez amores ciertas veces con intencionalidad manifiesta de parecerse a la risa de un niño.

domingo, 1 de mayo de 2022

 Me están entrando ganas de un poema. 

Así, tal cual, de pronto…

Buscaré por detrás de ese fondo cantor de pájaros cruzando los umbrales de mayo. Tampoco en los trigales quiero hallar el impulso; no en ese estado absurdo entre dos mundos que fácilmente damos por viviente, sino en el pensamiento, en esa no materia, en el costal de harina ya vaciado, barco anclado sin rumbo ni codicia, sin noticia del viento, sin vergel, sin oasis ni isla, aventurero fiel a su naufragio.

Escarbaré cenizas hasta hollar esquelético silencio. Será su cueva gris el idóneo cimiento.

Los pájaros insisten con su canto, y es verde el campo.

Pero niego. Reniego. Oídos sordos. Ciegos los ojos. Y un corazón latiendo simplemente.

Quiero un poema a secas. Quiero un poema a solas, sin historia ni histeria. Versos sueltos, ingrávidos. Sin costumbre ni ley. Carentes de objetivo.

Quiero el germen, la génesis. El afán de algún futuro beso si aún no existen labios. El confluir de átomos antes de la presencia de la mezcla de agua con deseo, es decir, la saliva; de la bruma en el bosque; de un cielo en acuarelas; de letras que flirtean entre ellas por volverse palabra.

Algo así de sencillo y primigenio. Sin moral ni doctrina. Como una golondrina extramuros de la grey.

Sólo empuje vital.

El grito de la luz sobre la sombra.

  Allá por las últimas alturas respirables le dijo el zángano último a la abejita reina: -Frótate una de tus últimas patitas por entre la úl...