miércoles, 13 de junio de 2018

Te recuerdo cuando todo era tan alto:
la farola, la ventana, la aldaba de la
puerta.

También era alta la vida, altísima.

Los dos vivíamos rodeados
de futuro
y el tiempo era para nosotros como
un animal exótico no incluido en el libro de ciencias naturales.

En clase nos asaltaban las dudas,
y no eran todas de la incumbencia del maestro.
Yo entonces te miraba y descubría también otro tipo de pieles y plumajes,
y otras formas distintas de respiración.

Sé que un día os fuisteis y jamás he vuelto a verte.

Aquel extraño animal se ha zampado muchos libros
y desde aquí se ve todo muy pequeño.

Cabe que ahora no me recuerdes.

Te llamabas Aurora.

  Allá por las últimas alturas respirables le dijo el zángano último a la abejita reina: -Frótate una de tus últimas patitas por entre la úl...