jueves, 18 de abril de 2024

 Piezas para construir un poema:


• Hemos cerrado nuestro taller de reparación de alas rotas de mariposa.

• Pero muchos clientes siguen llamando a las puertas del taller, sobre todo al atardecer, y más ahora que es primavera.

• Ya no atendemos. No. No nos pidáis ni presupuesto, les decimos por la ventana. Estamos jubilados. O: ahora estamos en otra cosa.

• No se lo creen. Insisten. Golpean la puerta con más ahínco, y eso que son alas de mariposa, y además rotas. 

• Y así una tarde y otra. Y sobre todo ahora que es primavera.

• Nos dan lástima. ¿Qué hacemos? Nos preguntamos.

• Pesan los golpes, no en el oído, porque si bien se escucha no se oye nada. Pesan en el fondo del alma, y con carácter retroactivo. Pero nunca firmamos un contrato con la más mínima garantía; tendrían que haberlo leído antes.

• Libro de leyes mercantiles: cómo diluir una sociedad. Dependiendo de si es anónima o limitada... Ahí no dice nada si surgió natural. En realidad nunca fue tal sociedad, mercantilmente hablando. Fue otra cosa. Volvíamos, tú y yo, el mismo aire papel, y luego con él jugábamos a la papiroflexia. Yo ahora a solas me entretengo en dibujar sonrisas sobre la superficie de los charcos. Duran lo que duran.


Esto es lo que tengo ahora mismo para construir el poema. Poco, pero hay otra cosa peor: que olvidé el oficio. 


Quizás me volví ala rota de mariposa. Quizás soy yo únicamente quien golpea por fuera en la puerta. Y más ahora que es primavera. Muy primavera. 


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Me gusta el ingenio. Por ejemplo las chispas luminosísimas en las películas de José Luis Cuerda. En "Así en el cielo como en la Tierra", cuando Fernán Gómez, que hace de Dios, sabiendo que todo se irá al garete tras el apocalipsis, dice al contemplar el firmamento desde su ventana: "no sé qué vamos a hacer con todo esto, vendérselo a alguien, no sé". O cuando en "Total", Agustín González haciendo de pastor, señala hacia su pueblucho castellano y dice: "Londres"; luego señala hacia una de sus ovejas y dice: "oveja". O en un poema de Karmelo C. Iribarren, cuando dice: "Qué hago mirando la lluvia, si no llueve". O en ese otro poema de Ángel González que empieza así: "Ayer fue miércoles toda la mañana. Por la tarde cambió, se puso casi lunes". Todos estos ejemplos son para mí de una genialidad fuera de lo común. Algo de esa chispa ingeniosa voy persiguiendo a diario. A diario necesito escribir. No es cuestión de comprenderlo o no. Simplemente es así.

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