sábado, 22 de diciembre de 2018

UN INSTANTE EN LA LUZ

Si mi palabra es reflejo
de mi pensamiento,
su encarnación he de
hacerla efímera.
Así después de haber
bailado un instante en la luz,
antes que el viento y su
costumbre oxide,
sepultarla en la sombra
nuevamente debo.
Muere o duerme
palabra mía,
pero vive en esa tu quietud,
pues como las hojas de otoño
o el río en el mar,
también en ella eres viaje,
etérnamente cíclica,
etérnamente digna,
como lo es mi pensamiento.

martes, 4 de diciembre de 2018

PORQUE UNO A VECES

Consciente soy,
desde esta abierta ventana
al pueblo (apenas se
vislumbran ahora
las siluetas de los tejados del fondo
entre la débil palidez de las farolas
frente a las altas,
majestuosas, brillantes estrellas) de que
en cientos, miles de lugares
de la Tierra,
en este preciso instante, el tiempo está precipitándose lenta y solitariamente
sin ojos que lo contemplen
-igual que hojas marchitas
de calendarios
sobre las losas frías y polvorientas de una mansión deshabitada- sobre las frías losas
del olvido.

Porque uno a veces tiene consciencia
de las cosas,
se detiene (inútilmente, ya lo sé) y escribe:
"te vi hace un momento. Toda poesía se empequeñece ante ti. No hay teorema que calcule el azimut entre tu nariz y esa luna en Sagitario. Mueve otra vez así tus pestañas y mudarás la trayectoria de ese meteorito", porque (repito) uno a veces tiene consciencia
de las cosas
puede sentirse angustiado,
y maldice la vacua ociosidad de las tardes de domingo,
y se miente a sí mismo,
y sueña
con futuras alegrías que endulcen
los días de otra semana que comienza
a partir de ya,
y trata de olvidarse de todo,
incluso del tiempo precipitándose lenta,
solitariamente
sobre aislados lugares
ajenos por completo a unos ojos
que contemplan ociosos
tejados en penumbra
o una boca que andará bostezando
frente a un programa culinario.

domingo, 2 de diciembre de 2018

DICHO LO CUAL

Saciado de tus besos,
compréndeme,
me siento cual político que
ansiaba su poder,
que ayer gritaba,
infundía su fé, adoctrinaba.
Y hoy que lo alcanza calla y se vacia.

Mas no es mi caso.
Ni patrias ni banderas me quitaron
nunca el sueño.
No hay razón
que me abrigue
más que tu abrazo,
ni más color defiendo
que tus labios,
ni más poder pretendo
que estar junto a tu lado.

Dicho lo cual, lleno de ti,
soy como tierra preñada
que paciente espera y calla
lo que abril dirá por mí.

  Allá por las últimas alturas respirables le dijo el zángano último a la abejita reina: -Frótate una de tus últimas patitas por entre la úl...