Si mi palabra es reflejo
de mi pensamiento,
su encarnación he de
hacerla efímera.
Así después de haber
bailado un instante en la luz,
antes que el viento y su
costumbre oxide,
sepultarla en la sombra
nuevamente debo.
Muere o duerme
palabra mía,
pero vive en esa tu quietud,
pues como las hojas de otoño
o el río en el mar,
también en ella eres viaje,
etérnamente cíclica,
etérnamente digna,
como lo es mi pensamiento.
sábado, 22 de diciembre de 2018
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
SIETE PRÁCTICOS CONSEJOS HORTÍCOLAS Consejo número 1: Tierra volcánica, la más fértil. Pero si su bancal no está cerca de un volcán, no se ...
-
Un cénit de verano sobre la vertical señal de tráfico. Entre la escueta sombra, o férvida sartén, y en la cuneta, resuella un pajarillo.
-
Cuando la vida se inclinaba lentamente hacia el sueño; cuando las plantas y animales comenzaban a vivir su diario intervalo de leve in...
-
Habito entre las ruinas de lo que nunca fui. Respiro los retales de un aire imaginado. Pero incesante, en mi centro, este batir de alas: la...
No hay comentarios:
Publicar un comentario