domingo, 26 de mayo de 2019

Como una mariposita
volada hacia mis manos.

Le hice jaula con mis dedos.

Me embriagué de colores,
de puro vuelo. 

Yo no pensaba.
Yo no sabía del tiempo.

Yo existía
por detrás de las jaulas
de mi pensamiento.

Vuela libre, abro mis dedos.
Tú eres del cielo.

miércoles, 22 de mayo de 2019

El verano se prepara.
Se va notando.
Por mi ventana cuela el sonido
de unos chorros de agua.
Son como una llave
que acaba de abrir
una puerta.

Fue en verano.
Desde aquel filo todo era enorme, sobrecogedor.
El sonido del agua del río,
su anchura, su bravura,
su ímpetu al salir
por las compuertas de la presa.
Su color marrón,
lo blanco de las espumas.
La soledad del lugar.

Al dolor lo tenía dominado,
la vieja angustia.
Si quisiera
ahora mismo acababa contigo,
me decía.
Jamás respiré tan total libertad.

Doblando la esquina
de la antigua central eléctrica,
una grandísima bandada de palomas asustadas
salió volando desde los altos tejados.

Aquel aleteo superó al rugido del agua.

Entonces comprendí
de la hermosura de la luz y del aire.
Entonces tal vez supe
el significado correcto
de la palabra compasión,
que es también amor,
quizás no el de perdón.

Me di la vuelta y me fui hacia el coche.

Se han parado los chorros
de esa piscina,
porque ya no se oyen.
En cambio escucho
a Ludovico Einaudi.
Buena música para este silencio.
O seguimos fabricando presentes,
o nos ahogaremos en recuerdos.
Mira que siempre anduve afilando el verso.
Poco me importa ya la poesía,
así te lo digo.
Intentando no caer en lo cursi
a ver cómo termino este escrito.
Creo que está todo dicho.
Lo que cambia una letra.

Octava gamberra

Aquéllas con veinte años en las que juntaba la noche con el día y el día con la noche sin salir del barrio churretero.

Octava gambera

Éstas con casi cincuenta años en las que me paso el día comiendo gambas de ancá Atero sin pisar la calle Roya.
Apenas veo ya la televisión, y las veces que he de verla más me invita a hacerlo todavía menos.

Hoy vi en ella un amago de reyerta entre varias personas. Por un lado un joven portando un cuchillo enorme amenazaba a otros tres,  dos mujeres jóvenes y un hombre también joven, éstos últimos portando palos de escoba. No pasó nada. Grave me refiero. Pero yo me fijo en los detalles, en los movimientos físicos de dichas personas bajo una cruel amenaza, los cuales me hicieron recordar la película francesa En busca del fuego.

En pleno siglo XXI hay detalles que manifiestan aún o ponen en entredicho nuestro moderno y ficticio concepto de evolución.

Podría buscar el vídeo que demuestre con imágenes de lo que hablo, pero sería dar mi brazo a torcer. Yo, como soñador, prefiero hacer mención del caso únicamente con mis palabras, por seguir creyendo en la evolución, por seguir creyendo entre una distinción del mal y el bien, por contradecirme y sin que me pese cuando digo que soy agnóstico y que esta tierra quizás hace ya tiempo que no me interesa.
A SALVADOR "EL COMPADRE", Y A TANTOS OTROS

Como algunos ya sabéis, esta mañana estuve por primera vez en la plaza de abastos después de su reapertura. Como no tengo sueño pero sí tengo siempre ganas de escribir, pues aprovecharé estos momentos previos a planchar la oreja en contar mis impresiones y reflexiones sobre tal visita.

De ciertas cosas de la vida me resulta francamente imposible mantenerme al margen, por más que las detesto. Entre ellas está la política, que no sé por qué me la imagino como aquella caja de Pandora, continente de los peores males de la tierra y que por curiosidad ésta abrió liándola parda por los siglos de los siglos amén.

Pero haré un paréntesis en mis reflexiones para hablar de mis impresiones, y luego sigo.

Bonita de verdad, como nueva, brillante, tanto en belleza como en el mejor significado de ese adjetivo, es decir llena de luz; amplia, espaciosa, de pueblo, de mi pueblo, la plaza de abastos de mi pueblo. Abastos viene de abastecer, de abastecer de alimentos y otros objetos digamos que todos necesarios para la vida a los habitantes de ese pueblo, en este caso el mío, donde vine a la vida, donde vivo, y donde espero decir adiós para siempre.

El recuerdo a veces es un arma de doble filo. Si por un lado inútil, por otro corta como un cuchillo. Sin temor pasé mi mente por el filo inútil de lo ya vivido, inútil porque en verdad de qué te sirve el recuerdo de lo ya no presente. Creo que únicamente te invita a eso, a pasarte al otro filo, al cortante al ver lo que hoy hay en el mismo lugar de lo que hubo.

Y hiere. A mí esas cosas me hieren, me cortan.

Una pescadería, una tienda de artesanía, un bar monísimo en el que entré a desayunar, eran los puestos fijos abiertos. Unas fruteras escoradas en una esquina intentando vender sus productos en la zona digamos para los puestos no fijos, para los que han de montar y desmontar a diario su comercio itinerante. Y pare usted de contar.

Brillantez: qué rápido te volviste tristeza. Aún resuenan en mi interior algunos ecos grabados en el disco duro de mi cerebro que allí escuché esta mañana. "La que tenga tienda que atienda, y si no que la venda", decía una cliente (¿o se dice clienta?) en plan broma a la pescadera que andaba de cháchara con la del puesto de artesanía. Por otro lado una de las dos fruteras pregonaba su género a grito limpio. Grito que se multiplicaba rebotando entre aquel cuadrilátero de arcos de medio punto como quien grita en una cueva, en un amplio espacio semidesértico, vamos, como quien pregona en el desierto, resumiendo y siendo sincero.

Porque a desierto me ha sabido la plaza. Y duele. A mí me duele.

Quien escribe debe ser consecuente entre otras muchas cosas con quien le lee, así que debo ser misericordioso y no hacer de mi visita a dicho lugar un texto infumable.

Así que cierro paréntesis y retorno a mis cavilaciones.

Cavilaciones casi todas terminadas en pregunta.

¿Se promueve la plaza desde el ayuntamiento?

¿Se hizo un estudio previo a la sostenibilidad de un negocio que es un conjunto de negocios, en un casco antiguo obsoleto y asesinado por los propios gobernantes, es decir ellos mismos para acometer una rehabilitación de tal envergadura?

¿Qué facilidades hay para jóvenes emprendedores (jóvenes o menos jóvenes) que quieran trabajar para vivir, es decir para vivir?

¿En qué saco roto meten nuestras ilusiones?

¿Quedan ilusiones?

Dice el refrán: comiendo el gallo, la gallina que escarbe. Y si todos los gallos del corral se han (democráticamente) repartido el pienso, ya ni tenemos gallo que cante en el corral.

No me gustan las discusiones, y cualquiera sabrá de esto más que yo. Perdón de antemano si por falta de conocimiento he metido la pata en mi redacción. Sólo hablo de lo que he visto. Como ciudadano me siento dolido, sinceramente.

Ya para terminar me gustaría que quien me replique ojee previamente y no hace falta que ahonde mucho sobre la ley de la oferta y la demanda.

Buenas noches.

Que vayas a ése a decirle na,
que eso se lía y se lía a charlar
y es un no acabar,
tú un buenos días ligero
y que me voy,
que tengo que comprar,
que me tengo que llegar,
que tengo el pescao en la freidora,
que ya me centrifuga la lavadora,
chiquillo que está pitando la olla,
que tengo que picar cebolla, 
que voy a encargar una bombona,

y siempre en movimiento, siempre,
tú siempre andando,
retirándote de él,
aunque peques de descortés,
chiquillo que yo sé lo que te digo,
que ése en lo del charlar
no sabe parar,

que a mí me trincó una vez...
mira, a mí me pilló una vez
que iba yo... que iba yo pa ónde
padre mío Jesús bendito?
si yo pa mí que ni llegué,
que me tuve que volver,
eso me trincó y mira,
y pin pin, y pin pin,
y yo la cabesa como un tambor,

Y yo chiquillo que tengo que irme,
y él como si na,
mardita la madre que lo parió,
y de to sabe y de to entiende,
y si a to le dices que sí, malo,
y si a to que no, también,

la cosa es trincarte,
ay Dios como te trinque,
como te trinque agárrate.

miércoles, 15 de mayo de 2019

Vivir pespunteando,
hilvanando instantes,
como cosiendo retales
de presentes brillantes.

Y luego has de alejarte
por despreciar el detalle
minucioso, ese entre líneas
o entre costuras
con su arpía exactitud de la realidad
que tanto hiere,
para mirar la cosa de lejos,
como en los museos,
y dejarte llevar por otras realidades
que simulan verdades,
pero más acordes con tu deseo.

LOS OJOS DE MIS OJOS

Todo es tura, decía Cortázar.
Y todo es imaginería, añado yo. 

Mira ese viento fuerte sobre la hierba:
ya sé que no es más que un viento fuerte 
sobre la hierba. 

En cambio yo lo veo beso
que ondula en tu melena:
labio y pelo, 
fuertes los dos 
como un amor fuerte. 

Porque necesito verlo así, 
necesito ver las cosas así. 

Porque esta vida 
es demasiado simple 
y le tengo mucho miedo a ciertas cosas 
sencillas, 
como ese viento fuerte,
ajeno a los ojos de mi ojos,
intentando ser sólo viento,
soplando a muerte.

domingo, 12 de mayo de 2019

Yo no tengo por qué explicarme,
pues soy también la no respuesta
ante tanta duda.
Pero sí digo que no se engañe
aquel que al mirarme
vea así
como un cielo gris
a punto de derrumbarse
en torrentera lluvia.
Dentro hay prados
de margaritas blancas y amarillas.
Las blancas son buenas
para jugar al me quiere o no,
las amarillas son como más tupidas.
De tanto escuchar
las músicas del campo
quizás sepa mi voz a manzanilla,
y a sol sencillo y a tierra.
También a ventolera
que arrasa lo que pilla.
Aunque siempre quedará algo,
como en cualquier despensa,
por aguda que sea el hambre y la miseria.
Como hablan de las ballenas,
esos mamíferos involucionantes
que en tiempos tuvieron manos con dedos, quizás también mi camino sea involutivo, como si mi ir fuese un retorno
al primigenio origen.
O por manifestar tal vez
cierta esencia
exenta de evoluciones
que todo ser humano conserva
aun sin saberlo.

sábado, 11 de mayo de 2019

Vida eres tú,
y muerte pretender seguir escribiendo
luego de decirlo, sin saber profundamente qué,
adentrándote en un espinoso bosque de dudas, y todas sin sentido.
Así que déjame callado en tu abrazo,
dueño del sol y de la tierra, del agua y del misterio.

jueves, 9 de mayo de 2019

Cuando estás jodido
más allá del alma
y te dicen, no llores,
cosas peores te vendrán,
y no sé de dónde sacas
fuerzas y temperamento
para decir gracias, porque
eso que te han dicho es verdad,
y aún eres capaz
de mirar una rosa
y sientes que es bonita.

miércoles, 8 de mayo de 2019

El buen puñetazo del boxeador
sobre la cara del contrincante
que le hace sangre
ilusiona
invoca al animal que lleva dentro
la dama
con abrigo de armiño.
La devuelve a lo selvático brutal
su respiración agitada es verdaderamente sincera
Alcanza un clímax súper orgásmico
Se siente cascada y aúlla como una loba animalmente poseída.
Mereció la pena el precio de la entrada.



ALLÍ

Hay jardines ocultos en galerías,
colgantes como murciélagos,
verdes y frondosos.

Con la luz de mi inspiración
hacen su fotosíntesis
y son irrigados con lágrimas.

Colindan con arterias y conocen del pulso.
Inventan ríos donde hay sangre,
en cambio apenas saben del viento.

Son buen refugio,
para eso están creados.
Su mayor beneficio es la consolación,
sombra sobra.

Les presto música a veces,
fugitiva como
luz en la nieve,
y es grato perderme entre sus laberintos.

Reyes y leyes quedan allí en abstracto,
se respira como a anís
y toda historia vuelve a cobrar vida.

La noche allí no tiene sentido,
tal vez tampoco las estaciones ni los años.

Mudos como todo jardín, saben de mí
más que todos los espejos.

Sé que no dejarán herencia ni huella,
que conmigo irán donde yo vaya,
que serán mientras yo sea.

ODA SIN CÁLCULO POR PLASMAR LO INDEFINIDO

Quiero detenerme en esas piedras donde a veces uno se detiene para intentar hacer un alto en el camino. No siempre son cómodas, aunque a veces por puntiagudas o deformes que sean te permiten cierto descanso y contemplación. En verdad no me las encuentro a mi paso, sino que más bien las busco, y casi siempre hacia lo alto, por la sierra, donde todo lo que se divisa desde allí mengua bastante en comparación a cuando caminamos por los fondos. Es otro allí el sol y mayor el silencio. Tampoco sé mucho de música pero el son de allí creo que es el justo y necesario. Alguna abubilla o alguna tórtola no lo rompe, sino que adorna y magnifica magistralmente la musicalidad de aquel silencio. Nadie allí ha ideado nada, la premeditación allí es nula, todo es natural y sin explicación.

Yo por fortuna hoy día ya sé lo que es eso, amar por ejemplo así. Puedo morirme en paz. Sé como Neruda que he vivido. Y ahora ya puede seguir la vida si quiere con sus cosas.
No siempre tuve esta afición por escribir. Lo más antiguo que recuerdo haber escrito así como con inspiración por decirlo de algún modo fue un poema a mi madre, tendría yo unos 8 ó 9 años. Era como una postal que había que hacer en el colegio. Recuerdo que la maestra nos enseñó a hacerle a aquella cartulina con la punta de las tijeras unos adornos alrededor. También dibujé una flor coloreada en la postal. Fue el mismo año del golpe de estado y de mi primera comunión. Eso es lo más antiguo que recuerdo y me parece que ya no existe. Siguiendo con mis recuerdos fue también en el colegio pero ya más mayor que hice una redacción sobre las experiencias de mi abuelo paterno en la guerra civil, redacción que le gustó mucho a mi maestro y me puso de ejemplo ante mis compañeros de clase. Recuerdo también otro poema a la luna que hice por aquellos años en forma de caligrama, y éste sí que aún conservo. Pero ya no recuerdo más, hasta que hará unos trece años y mediante el descubrimiento para mí de internet me puse un buen día a escribir. Escribía sobre todo, aparte de poesía. Poesías que escribía de manera natural, sin estudios, y con muchas faltas de ortografía por aquel tiempo. Pero la gente me leía, y les gustaba. Me hice un blog y me leían tanto en España como en países del extranjero, sobre todo en Chile, no sé por qué. Apenas conservo nada de aquellos escritos míos. De pronto un día dejé de escribir. Y pasaron varios años. Hará dos que he vuelto a hacerlo, y con más ganas que nunca. Tan es así que me resulta imposible pasar un día sin escribir algo. La escritura se ha convertido para mí en muchas cosas, como un aliado por ejemplo para combatir la vida, una válvula de escape, una medicina, y a veces creo que incluso en una pura necesidad fisiológica. No concibo pasar un día sin atravesar esa puerta que la escritura me brinda, una puerta hacia dentro de mí, donde me exploro, me conozco, y a la vez desde ese interior contemplo lo de afuera. No sé, aún me resulta complejo el porqué de mi escritura. Sí sé que hoy día sin ella no sé vivir.
En momentos como éste
quisiera ser buen poeta

Tengo tanto y tan bueno que decir
Y son tan torpes mis manos

Como una red de juguete
En un enorme banco de peces

Me volveré jaramago en linde
O amapola para ser lo más simple

Soy amarillo y rojo sin tener que ver con banderas, no se confundan

Vuelco mi letra en la tierra libre
Sin saber qué soy ni a lo que vine

Escribo como meo o como
Más acá de lo bonito y más allá de lo práctico

Practico lo que se dice
esa pura necesidad de manifestar un existir

Hierven las noches muertas
en el callejón sin salida de los cubos de basura

Acoto mi pensar y me embriago de silencio
Me extiendo por mi escritura como agua de riego sin acequia

Ha poco que anduvimos construyendo un poco más nuestra casa
con ladrillos de nubes

Nadie la verá mañana

Nadie salvo nosotros, que no creemos en paredes.



Y UN BESO SINCERO EN LA BOCA

Nadie ya le discute nada
a Dylan Tomas
y Lorca no es más que ese hilo musical
por lo pabellones de la gran fiesta progre,
puro adorno como lo es la magnolia del porche.
Desemboqué en la poesía como aguacero en sumidero, arrastrado por fuerzas que más bien detesto, hacia un vacío rebosante de ruido.

Cuántas cosas perecen
con el tiempo:
los castillos, los bosques,
las casas;
los ríos y lagunas,
los hombres y los puentes;
los caminos, el amigo,
la raíz; el labio amado;
aquella mano tibia en la tuya
que te robó la tarde
tal vez para siempre;
los amores que surgen
porque sí,
como el agua en la montaña
o en el valle la salvia
y el espliego.

Cuántas cosas sepulta
la tierra,
lentamente,
sigilosa como
una vieja zorra.

Hoy me duelen,
porque las siento
en mí perderse,
así, lentamente,
dejando un leve rastro
de dolor en el viento,
un último esfuerzo
por manifestar
su presencia.

Este poema.
AYER EN CALLE TEMPRADO

Era aquel jardín, medio abandonado, alargado aunque de escaso fondo,
antesala de un vetusto edificio. Sobre su fachada, en lo alto, leíase algo de artillería. Una alta palmera me impedía completar con sus ramas el resto de la frase.
Descendí visualmente por su tronco hasta llegar a la base. En ella, ancha y oscura, observé un cordón de ladrillos que la rodeaba, mas casi ocultos y desalineados por la fuerza y el empuje de la madera del propio árbol, enorme ya con los años. No tuvo visión de futuro el jardinero o albañil que construyese aquel círculo de obra alrededor de la pequeña planta, círculo que a mí se me antojaba como una especie de anillo rígido, de grillete, de aro doloroso hincado en el vivir diario de la palmera.

Desde un balcón, irrumpió una saeta. Comenzaba su recorrido El Cristo de las Aguas.
En la penumbra del jardín, un gato bostezaba. Asustado, se perdió entre las plantas.

Perdióse también el Cristo tras la esquina, suave, silencioso, lento, igual que se pierde la vida o el color en los azulejos, como crecen las palmeras o bostezan los gatos.

No, no me digas así sólo
que me quieres,
con palabras frágiles que el viento
lleva y el tiempo olvida.
Házmelo saber como en la dura piedra
constante gota de agua graba su huella,
y es memoria en los siglos.
Si más allá de ti
otra verdad fuera cierta,
de ella renegaría.

Por ti claudico en más creencias;
así en mis manos
comiese el infinito.

A qué mi boca sabe si te pienso.
Son como llamas
que en mi pecho brotan interiores,
y se elevan con afán de oxígeno,
de cielo,
como en desiertos trepan
sobre el aire ardiente
fantasmales aguas.
En esta hora lejos queda la vida
y sus colmillos.
He de colmarme de instante,
abrevar de la huidiza fuente,
ser esta calma o ese sol
que entre nubes se adormece.
La verdad llegará con sus fauces
de plomo
a imponerme un sol distinto,
otra serenidad
de candileja y espectáculo.
Pero tú has venido a mí de nuevo,
porque eres eterno,
como un beso triunfal ante la muerte,
como un muerto viviente ante la vida.
Y me invocas,
y a ti me ato,
contigo vuelo,
me desprendo.
Amor multiplicado en otro amor,
expandido en otro ser que ni tú o yo somos,
mas en él estamos, germinados en el tiempo, por fin libres.
Es tu verdad espacio donde duda no ocupa.
Estoy aquí, pero allí, contigo,
en aquel tiempo, y estoy con ella, ahora,
pero sin ella,
bajo la misma piedra fría,
parca en fisuras.
A grito sabe este silencio
gris de nubes, a carne tierna
inocente y desgarrada,
a amor y a muerte y a vida.


  Allá por las últimas alturas respirables le dijo el zángano último a la abejita reina: -Frótate una de tus últimas patitas por entre la úl...