miércoles, 22 de mayo de 2019

Apenas veo ya la televisión, y las veces que he de verla más me invita a hacerlo todavía menos.

Hoy vi en ella un amago de reyerta entre varias personas. Por un lado un joven portando un cuchillo enorme amenazaba a otros tres,  dos mujeres jóvenes y un hombre también joven, éstos últimos portando palos de escoba. No pasó nada. Grave me refiero. Pero yo me fijo en los detalles, en los movimientos físicos de dichas personas bajo una cruel amenaza, los cuales me hicieron recordar la película francesa En busca del fuego.

En pleno siglo XXI hay detalles que manifiestan aún o ponen en entredicho nuestro moderno y ficticio concepto de evolución.

Podría buscar el vídeo que demuestre con imágenes de lo que hablo, pero sería dar mi brazo a torcer. Yo, como soñador, prefiero hacer mención del caso únicamente con mis palabras, por seguir creyendo en la evolución, por seguir creyendo entre una distinción del mal y el bien, por contradecirme y sin que me pese cuando digo que soy agnóstico y que esta tierra quizás hace ya tiempo que no me interesa.

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