domingo, 14 de abril de 2024

 Tu rostro no se me disuelve nunca, 

aunque sea como el azúcar. 


Otras cosas sí, y de manera fácil, 

quizás por demasiado duras, 

o muy seguras, no sé. 

En todo caso 

suelen ser las cosas 

que nada me importan, 

ya sea Nietzsche el fútbol o los telediarios.


En cambio tu rostro 

siempre está intacto en mi memoria, 

blando, 

amoldable, 

jamás se quiebra. 

Parece de la misma materia 

de las yemas de mis dedos 

o la de mis labios.


Tu rostro es el deseo 

de la flor de los cerezos.


En tu rostro (todavía lo sé) 

hay música. 

Y un lecho como de lana 

donde dormir muy tranquilo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 Si el poeta se duerme en su palabra, el pueblo al que le canta se empobrece. Si el pueblo se empobrece y adormila, el poeta se agranda, des...