Te recuerdo cuando todo era tan alto:
la farola, la ventana, la aldaba de la
puerta.
También era alta la vida, altísima.
Los dos vivíamos rodeados
de futuro
y el tiempo era para nosotros como
un animal exótico no incluido en el libro de ciencias naturales.
En clase nos asaltaban las dudas,
y no eran todas de la incumbencia del maestro.
Yo entonces te miraba y descubría también otro tipo de pieles y plumajes,
y otras formas distintas de respiración.
Sé que un día os fuisteis y jamás he vuelto a verte.
Aquel extraño animal se ha zampado muchos libros
y desde aquí se ve todo muy pequeño.
Cabe que ahora no me recuerdes.
Te llamabas Aurora.
miércoles, 13 de junio de 2018
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