Qué mentira lo de:
no vuelvas al lugar donde has sido feliz.
Un día, una hora, un instante oportuno
basta para negarlo.
Volví a la mano aquella donde cantaban pájaros, y he vuelto a oír sus cantos; a besar las mejillas donde nunca la nieve halló refugio, y estaban cálidas; a mirar y ser mirado por los ojos que una vez me mostraron el sendero en que nacen los soles, y de líquida luz
se vistieron nuevamente todas las cosas del mundo. A la voz de aquel te amo, amplia como el tiempo, sin vértices ni desgastes, y en nueva eternidad gravitan mis ocasos.
viernes, 8 de noviembre de 2024
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