Porque sé de tus labios
no temo a la sed del día,
porque tu nombre aún retumba en los barrancos,
porque tu pelo, porque tus manos,
porque estelas dejaste en el viento
así como alimento hincado en las floridas pitas
puedo atravesar los desiertos todavía.
Pero es horrible la noche.
En la noche no hay veredas.
La noche es una gruta de antorchas extinguidas.
Memorias tiene la noche, déjame que te diga,
que son como alimañas de afiladas uñas.
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