sábado, 21 de septiembre de 2024

 Refiriéndose a la muerte, dice el verso del medievo: "a todos los igualas al más bajo nivel" (nótese el alejandrino, idéntico a los de hoy, y a todos los de desde entonces: dos hemistiquios con perfecta cesura justo en medio, el primero heptasílabo y el segundo también, al ser aguda la última palabra. Perfectísimo. Según se mire, tampoco hemos cambiado tanto).

Pero no es sólo la muerte quien tiene potestad para igualarnos a ese estrato. También, y como ejemplo, lo hace Máxima Centauri, estrella más cercana al Sol, nuestro sol, nuestra estrella.

En este preciso instante soy indéntico a quien habite en mis antípodas respecto a nuestra diferencia de distancia con Máxima Centauri, que es absolutamente desechable.

Y es ésa la siguiente estrella tras el Sol más próxima a nosotros. Lo curioso es que pertenece al mismo conjunto de estrellas, o galaxia, que la nuestra: la Vía Láctea, de la que aún no conocemos con exactitud cuántas estrellas la componen.

Creo que ya sobra decir que más allá de nuestra Vía Láctea hay muchas más galaxias con más miles de estrellas cada una y así hasta alcanzar un estado de razonamiento e imaginación que roza o traspasa lo aguantable.

No es sólo precisa la muerte para igualarnos. Vivos también podemos (o deberíamos) captarlo.

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