Con qué lentitud se crearon las montañas y los valles; con cuánta paciencia el bosque.
Un terremoto, un incendio, fulmina en un instante milenios de creación.
Así sucumbe el amor también. No hay pasado a considerar. Nada importa para el temblor y el fuego.
Nada eres. Nada has sido. Tus piedras y argamasa, tus ramas y su sombra, hoy volátiles pavesas.
Sólo el dolor aguanta en su estructura. La pena inaguantable. El arrepentimiento firme que ni el perdón suprime.
miércoles, 23 de octubre de 2024
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