No todas las distancias son hijas del espacio,
ni todos los cronómetros alumnos del reloj.
En mis labios persisten centenas de kilómetros
de cielos y embeleso, de vuelos de este hoy que es ayer y es mañana,
con su gusto a tibieza, dulzura y cercanía.
Lo amargo es olvidar, lo frío y lo lejano,
lo acabado. Imposibles nociones,
vocablos torpes
desde el punto de vista del tacto de mis labios y su férrea memoria.
Nada muere en verdad en el otoño, ni cierto si algo nace en primavera.
En mis labios se tercia a cada instante
el enorme milagro del ser y del estar
entre lo eterno
si reparo en pensar aquellos besos.
Aquellos besos tuyos.
domingo, 31 de agosto de 2025
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