Otra vez el papel me brinda
su cuerpo que hoy
no sé si quiero.
He mirado más allá
y siento miedo,
mucho miedo.
Pero ese miedo da vida.
Surge del misterio.
Es hijo del azar,
¿vendrás, no vendrás?
No sé del fin ni del camino.
Veo la cruda línea
que separa lo que es
de lo que pretende serlo.
Pero aguardo,
tengo esperanza.
Mientras,
paseo, observo,
cazo cosas, imágenes,
sonidos que guardo
en el zurrón del alma.
El mundo es un gran árbol
cargado de frutos.
Cada noche recolecto algunos.
De unos me alimento;
otros los coloco
a mi lado,
junto a esta piedra
donde estoy sentado,
igual que cada noche,
esperando tu llegada.
jueves, 27 de septiembre de 2018
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