I.- La noche
Es triste la lluvia sobre un perro,
pero es más triste aún
cuando llueve sobre su cadáver.
El cadáver de un perro
mojado por la lluvia
es algo muy triste.
Por sus ojos abiertos,
las gotas parecen
lágrimas que resbalan.
Llueve, en este momento
llueve tristemente
sobre el cadáver de un perro,
y sobre todas las tristezas del mundo.
Chorros de lealtad,
se van hundiendo en la tierra.
II.- La mañana
No sé qué quieres decirme
con tu mirada, si acaso
contarme qué hay allí.
Intuyo que algo frío.
Intuyo que algo peor que lo de aquí.
Temo que la tierra te irrite los ojos,
pero no encuentro
el valor para cerrártelos.
Todo está preparado.
Me cuesta dar el paso
en esta mañana nublada y fría
de entregarte perpetuo a la oscuridad.
Pero tú vivirás ya
no sé entre qué silencios
de luz y sonido.
Serás bajo el moral
otra forma de vida
más larga.
De nobles moras
saciaré mi paladar
en primavera.
III.- La tarde
Tu ausencia es más grande que tú,
ocupa todo el patio,
ladradora silenciosa y otoñal.
Y me mira, me está mirando,
echada junto a mí.
Extiendo mi mano
acostumbrada,
y no hallo pelo.
«Ausencia, ausencia,
ausencia en todo veo»
domingo, 22 de septiembre de 2019
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Normalmente suelo tener más ganas de escribir que de leer. Lo sé porque me observo: al leer siento impulso hacia la escritura, pero casi n...
-
Un cénit de verano sobre la vertical señal de tráfico. Entre la escueta sombra, o férvida sartén, y en la cuneta, resuella un pajarillo.
-
Cuando la vida se inclinaba lentamente hacia el sueño; cuando las plantas y animales comenzaban a vivir su diario intervalo de leve in...
-
Habito entre las ruinas de lo que nunca fui. Respiro los retales de un aire imaginado. Pero incesante, en mi centro, este batir de alas: la...
No hay comentarios:
Publicar un comentario