Escasamente miras el espejo
y te ves tal cual eres en tu fondo.
Y es curioso el asunto cuando ocurre.
Pues te quieres tan sumamente íntegro
como aquello certeramente tuyo,
al modo de la concha con el nácar,
violentamente juntos.
Y galopan cargados unicornios
con serones al lomo de recuerdos
por la elíptica órbita del mundo,
tan blando y apacible, como una orilla en calma.
Y toda la verdad está en la sombra
de una nube sobre el cauce de un río,
fluyendo entre los álamos.
miércoles, 25 de diciembre de 2019
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