miércoles, 6 de mayo de 2020

YA ESTÁ MÁS CERCA EL DÍA

Escribo porque siento sonar
el tiempo en mi reloj interno,
y me duele.
Escribo a veces
cansado de esperar
aquello iluminado
que me obliga a escribir.
Entonces busco una luz parecida,
o me la invento.
Y escribo como a golpes
de engaño.
Tal vez con ello
no le haya matado
pero dejo algo así
como herido
al sonido del tiempo
criminal que me apuñala,
por un momento.
Pero yo sigo esperando siempre.
Yo espero esa luz sin sentido.
Yo sigo escribiendo.
Sé que es inútil,
que de mi cuerpo a su tierra
no hay camino que yo aprenda.
Sí lo hay al contrario.
Entonces escribo
como quien camina,
por pura constatación
de mi existencia.
Escribo como quien hace uso
a diario
de todos sus sentidos.
Yo también pero tengo seis.
Escribo preguntándome,
pero no busco respuesta.
Por las galerías de mi casa
fluye una corriente fresca
que alcanza mi cuerpo,
la noto,
y ya es motivo para escribir.
O podría escribir sobre el recuerdo,
sobre el olor de tu pelo
en mi memoria
que se va pareciendo
al de las pastillas de jabón
en los cajones
de las antiguas cómodas.
Oh sí,
del tiempo que fuimos marqueses
en palacios de ilusión,
la vida quedaba
algo así como más allá
de Finisterre
pero el tiempo
instauró su república puedo escribir.
O sobre por qué en realidad
soñaba de niño
con hacerme arqueólogo
o marinero submarino,
como un visionario.
Pero sobre todo
escribo como quien quiere adueñarse
del tiempo.
Decorarlo a su antojo.
Llenarlo a su capricho.
Que ese todo lleno de nada
que nos aniquila no esté vacío.
Que no pase por mí como si nada.
No tengo discurso.
Escribo a vuelapluma.
Soy el efecto de cosas que causan
y no entiendo.
Ésas que siempre ando esperando.
A veces llegan, me ciegan un instante,
y luego me abandonan y se van.
Busco puertas,
canciones de esmeralda,
mapas,
senderos que allí me lleven.
Y así colmo de un yo no sé sin sentido
mi existencia, implorando de continuo
estar tocado de esa luz sabia
que no tiene respuestas.
El tiempo me consume
y sigo sin ser arqueólogo ni marino.
Ya está más cerca el día
en que todo
quedará más allá de Finisterre,
reinos y repúblicas,
viejos planetas y supernovas,
tu pelo y los jabones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 Si el poeta se duerme en su palabra, el pueblo al que le canta se empobrece. Si el pueblo se empobrece y adormila, el poeta se agranda, des...