domingo, 2 de mayo de 2021

 Tractores ruidosos 

pasan por la carretera

a su labor diaria. 

Pájaros pían, aletean, 

emigran en bandada 

buscando el arroyuelo y la semilla. 

Vuela de nuevo cada abeja a su flor, 

hacia su piedra cálida andará la lagartija

donde embriagarse de sol y sortilegio. 

Esquilas suenan, esquilas y el torrente de voz del cabrero a su perro, hacia la cabra necia que

hambrienta se adentró en el sembrado ajeno. 

El día se derrama 

como volcado cántaro lleno de luz. 

Maduran lentamente las almendras 

y los trigos. 

Se colman los pesebres de verdor, 

la savia de las plantas huele dulce, 

la sangre de las plantas huele a fuente de fe aliñada entre aromas. 

Y es fe segura. 

Toc toc. 

Será el verano, que tras la puerta anuncia nuevas noches serenas 

en cónclave de estrellas claras 

y de lunas llenas. 

Largos son, diría sin fin, 

los cabellos trenzados de los sueños. 

Polilla nueva seré de nuevo, 

polilla huérfana que amor encuentra 

en los rayos de luz de la libélula.

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