MORRIÑA EN VIERNES DE UN ANDALUZ EXTRAÑO
Dios andubo bebido
cuando me lanzó a este sur.
Sentado, ante mi ventana,
leo poemas galegos.
Estoy pisando su hierba.
Estoy oliendo su aire,
pero no cierro ventanas:
quiero también este frío
que me viene muy lejano.
Yo degusté las ofrendas
de la mujer en Santiago.
Mi paladar lo recuerda,
como mis ojos, como mis manos.
Era de piedra musgosa
la rúa tan solitaria.
(Qué parecida a mi alma;
mi alma también retrato
de la mirada
de la mujer de Santiago).
No, no cerraré la ventana.
Anuncian lluvia cercana
las lavanderas
con su llegada.
Será el agua más que agua,
será como mi alma,
será como la mirada
de la mujer de Santiago.
sábado, 25 de octubre de 2025
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