sábado, 1 de junio de 2019

Núcleos de planetas en constante atracción.
Equilibrio de fuerzas, orden del caos.
Oscuridad y luz, inválido viento espacial
que no propaga el aullido
de lo que constante, obstinado
pugna por adherirse.

Si acaso mi voz fuera alta más allá del límite,
en la noche sideral un ciervo errante
pastaría sobre los prados negros,
y el dum dum de mi sangre galopando
por las venas interestelares.

Otro orden sería.
Otro el mapa universal.

Tal vez mi labio entonces
fuera la estrella que brilla en tu boca.

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