La soledad es
como una buena madre.
Nunca se enfada
si la dejas sola.
Siempre te espera.
Callada y dispuesta a abrazarte
jamás pregunta el porqué
otra vez de tu regreso.
Comprensiva, tolerante,
eternamente paciente,
siempre tendrá para ti
un platito de sopa
de sueños, cajitas
de masturbaciones
para el mal de sexo,
detergente para lavarte la ropa
manchada de miedo,
de desilusión, de fracaso,
de desesperanza,
incluso de soledad,
como mora que limpia
la mancha de otra mora.
Ella nunca te desilusionará.
Tú a ella tampoco.
domingo, 6 de octubre de 2019
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