Transmutando roles y época, defecto visual con personaje, creando una cosa rara, yo sería el lazarillo ciego de José Luis Sampedro. Él me guiaría, me llevaría, me alumbraría. Yo sería sólo oídos. Y mis ojos comenzarían a ver de nuevo, a ver distinto, desde la luz de sus enseñanzas.
En lo que es narrativa no conozco escritor más grande, y en lírica también hay muchos poetas de renombre que no le llegan ni a la altura de la suela de su prosa.
martes, 26 de noviembre de 2019
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