Cuando llego a mi infierno
siempre estás en la puerta
prohibiéndome el paso.
Eres tú quien consigue
devolverme a los pájaros,
a la noche estrellada,
al limpio manantial,
a bucólicos prados.
Cada mayo es la ofrenda
que yo te doy a cambio.
Si el poeta se duerme en su palabra, el pueblo al que le canta se empobrece. Si el pueblo se empobrece y adormila, el poeta se agranda, des...
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