martes, 30 de octubre de 2018

LA TÚ DE ENTONCES

¿Y si un día jugáramos
a desenamorarnos?
Inventa que no me conoces,
que tú eres de nuevo la tú de entonces,
tan tu perfume ignoto para mí,
tan ajena a mis delirios, tan promesa
de aquello que serías luego,
es decir, ahora, tan mi mitad,
tan mi tú, tan mi oxígeno.
Qué dolor de aire malgastado en
aquel tiempo,
yo tan necesitado.
En qué empeños soñaría mientras
dormías tu sien,
la mía con esos labios de nubes
que me han volado sobre lejanas tierras,
vastos prados,
altas cumbres
de las que nunca se vuelve.
Fresca en tu ayer, entregada al culto
de tu no existirme, ya eras simiente programada
para mi corazón dolido, profano en mil
materias, ávido de brotes y esquejes
que en tus manos hoy germinan
donde obtengo
cierta pócima que apacigua
mis naufragios,
que dilata con placeres mis insomnios,
que endulza mi visión
de este agrio mundo.
No, no te devuelvas a tu ayer,
no juguemos a eso.
Sé siempre mejor este presente mío,
y tuyo, de los dos, y de la noche cálida y completa,
y del día bien empleado que se prolonga más allá
del crepúsculo.
Quizás tú no lo sepas todavía,
pero he encontrado un rumbo,
está en las sendas azuladas de tus venas,
donde por fin camino, respiro el aire,
y hollo la tierra después de tanta lluvia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 Si el poeta se duerme en su palabra, el pueblo al que le canta se empobrece. Si el pueblo se empobrece y adormila, el poeta se agranda, des...