martes, 6 de agosto de 2019

La escritura es esa casa que siempre me tiene sus puertas abiertas. A veces la desprecio, por motivos varios. Luego quizás me avergüence, aunque poco, porque en realidad la escritura no es nada, no es un ser vivo al que se le haga daño si la tomas o la dejas, aunque sí puedes hacer daño con ella, tanto a los demás como a uno mismo. Hoy la preciso, como tantas veces, y aunque creo que ya conozco todas sus habitaciones, sus escaleras, sus desvanes y sus sótanos, es mi escritura, algo así como mi casa, mi refugio, el lugar donde mejor descanso e intento protegerme de "muchas y variadas inclemencias meteorológicas".

A grandes luces descubiertas, mayores sombras las circundan. A mayor duda resuelta, multitudes de dudas nuevas surgen de ella. Con lo cual ya está la trampa funcionando. Si te estancas no creces, si creces a veces te trabas, si te destrabas te aburres, si te aburres te estancas, y buscas nuevas dudas que dilucidar, y así siempre, siempre en constante movimiento donde te sientes crecer, aunque tanto lo del tamaño como lo del movimiento parece ser que siempre es relativo.

¿El pensamiento te condena o te libera? Puede que las dos cosas. Puede también que ninguna. Llevo bastante tiempo con una frase de una canción de Manolo García en mi cabeza. Es ésta: "Ojalá pudiésemos fluir, como cadenas de eslabones de lógica". "Ojalá", es un deseo, si lo deseas es porque no lo tienes; "pudiésemos", el verbo está en condicional, que casa muy bien con ese deseo, pues lo que deseas está sujeto a unas condiciones que no dependen de ti; "fluir", es decir, moverte sin tropiezos, fácil, y sin interrupciones; "como cadenas de eslabones", que cada pensamiento vaya sujeto al anterior y al siguiente, que haya una correlación entre ellos, que se cree un campo de pensamiento, una especie de cota de malla con la que estar siempre protegido de la terrible duda, y tampoco es crear dogmas universales que sirvan por igual para todos, sino individualmente tratar de alcanzar tu luz, de cortar las cadenas que aprisionan tu mente cuando no entiendes algo; y por último "de lógica", la gran enemiga de la duda, su antítesis, la resolución todopoderosa, la verdad indiscutible...  Pero este final te hace volver al principio, pues toda la frase está sujeta a la expresión de un deseo condicionado. Con lo cual entramos en el campo de lo utópico, pues lo que verdaderamente expresa esa frase bajo mi opinión es que somos limitados, no sé si para bien o para mal, no somos dioses, y dudo de que aquella persona más inteligente de la tierra, sea plenamente feliz. La felicidad y la tristeza las comparo con las copas y las raíces de los árboles, independientemente de su tamaño, si unas están a la vista, las otras están escondidas. Lo que veo me dice que existe esa otra parte que la completa, es decir la que no veo, pero escarba, escarba, y verás como existe.

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