No sé si te diste cuenta,
pero tus manos olían a almendras
y a pipas de girasol,
y algo así como certezas de tiempo
iguales a mariposas
aleteaban en el movimiento de tus manos diciéndome adiós tras el cristal del coche.
Te me haces mayor
y te me estás yendo volando
y yo no siempre me doy cuenta como hoy. Tengo ganas de llorar
y qué bien que no lo sepas
porque sé que andas lejos,
no sé por dónde, mi niña.
jueves, 27 de febrero de 2020
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