Hueles a frío.
Entre lo que sale de ti
y lo que ha caído sobre ti
hay una nube alrededor tuyo
que huele gélida.
Has bajado la escalera,
has cruzado el pasillo,
derramando frío a tu paso.
Lo he sentido saltar los escalones como canicas de hielo desparramadas desde tu pelo.
Vaporosa como un tren por enero
en la estación de Hamburgo
entras a mi habitación mientras
leo un cuento japonés sobre chinos,
inudándola de cierta nostalgia de película antigua.
Dejo el libro y te abrazo. Te abrazo y te digo que hueles a frío. Y mis dedos desenredan en tu pelo finas hebras de escarcha.
Era el último suspiro del invierno que
en ti encontró refugio.
Y vuelves a oler a sol,
al vaporcito de Cádiz,
a cigüeña, a panadería.
Y te vas,
clara y azul como el verano.
Y yo sigo leyendo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Me dicen mis cercanos que gasto mucho frío últimamente. Será porque es invierno o que ya pocas cosas me calientan. Será que estoy llegan...
-
Si el poeta se duerme en su palabra, el pueblo al que le canta se empobrece. Si el pueblo se empobrece y adormila, el poeta se agranda, des...
-
Ayer fuiste pirómana, hoy bombera. Si pudiera elegir te haría barrendera. Entreabro las ventanas porque vuelve el calor. Cualquier mínima b...
-
Poeta de cartera. Y no por lo económico, sino por el tamaño. En un bolsillo cabe, en una billetera -por haberlo doblado en tantas parte...
No hay comentarios:
Publicar un comentario