Un coro de gigantes
danzan y cantan.
Y el son del agua.
Tienen largas melenas
de plata y esmeralda.
Y el son del agua.
El fondo del escenario
es una honda cueva apagada.
Sólo las candilejas
hacen brillar sus barbas.
La noche es un laberinto
con miles de salidas y de entradas.
¿Siento miedo? Tal vez no.
Porque los gigantes danzan.
¿Qué siento yo? Sólo amor.
Porque los gigantes cantan.
Desde sus altas bocas cimbreantes
cae una nana como inocente cascada
que me mece y que me abraza.
Entré muy triste al teatro.
Los gigantes me calmaron.
En mi habitación a solas
luego pinté garabatos.
Los gigantes dieron alas a mi voz
prisionera en una jaula.
Amor, amor, amor mi voz canta
hoy por los cielos de la mañana.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Normalmente suelo tener más ganas de escribir que de leer. Lo sé porque me observo: al leer siento impulso hacia la escritura, pero casi n...
-
Un cénit de verano sobre la vertical señal de tráfico. Entre la escueta sombra, o férvida sartén, y en la cuneta, resuella un pajarillo.
-
Cuando la vida se inclinaba lentamente hacia el sueño; cuando las plantas y animales comenzaban a vivir su diario intervalo de leve in...
-
Habito entre las ruinas de lo que nunca fui. Respiro los retales de un aire imaginado. Pero incesante, en mi centro, este batir de alas: la...
No hay comentarios:
Publicar un comentario