Qué sencillo si toda la felicidad
estuviese en un plato de calamares,
y saludar desde tu mesa
a conocidos que pasan por la calle alumbrada de farolillos.
Y te ven ahí, con tus calamares y tu sonrisa
y eres como otro más en la feria de vuestro pueblo.
Pero tú sólo alcanzas mitades de felicidad.
Los calamares, la mesa, tus conocidos, los farolillos, se pierden al chocar con tu falsa sonrisa de aparentar uno más en la feria.
Qué sencillo si toda la felicidad
estuviese en un plato de calamares.
No escribirías poemas, dormirías mejor,
tu piel estaría limpia.
Pero te empeñaste luego de haberlo sido en ser rosa perpetua, no admites simulacros, y es lógico que añores la protección que ofrecen los platos de calamares y olvidar tantas cosas.
lunes, 13 de julio de 2020
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