A qué negarlo.
Como el niño que sueña con jugar en primera,
yo también quisiera escribir en primera.
Yo también soy humano y peco de delirios de grandeza.
Viajar por las ciudades presentando mis libros.
Hablar con propiedad en debates literarios.
Ser muy bueno en mi oficio.
Dejar de mirar y que me miren.
Amigos me dirán que pare de soñar,
que al andar se hace camino,
que lance de una vez por la borda mis complejos,
que ponga en los cimientos de mis sueños
la primera hilera de ladrillos.
Y que me tire al mar.
Ellos no saben de las piedras invisibles y pesadas que llevo atadas al cuello,
que me siento viejo y deprimido,
que ya no tengo fuerzas.
Que soy cobarde. Que soy cobarde.
Pero sí, a qué negarlo.
Sueño con escribir en primera,
salir en las revistas y en la radio,
firmar dedicatorias, que me hagan fotos,
que me traduzcan al ruso o al chino,
conferenciar en Manhattan o Berlín,
dejarle buen futuro a mi familia si la palmo.
Yo sé que no saldré de aquí,
de dar chutes a un balón imaginario
en mi Era Verde,
donde a veces sin querer me creo Messi
si acaso algún soneto se cuela por la escuadra de una portería con la red deshilachada.
miércoles, 19 de agosto de 2020
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