miércoles, 26 de agosto de 2020

MIRO MIS MANOS

Recuerdo aquel ir
de la mano de mi abuelo.

Silencio y sombras
en el viejo camino.

Alguna tórtola
tornaba del pueblo al pino.

Su mano era blancuzca,
fría y huesuda.

Mi abuelo era parco en palabras,
pero sé que me quería muchísimo.

Y yo a él.

Miro mis manos.

Todavía son morenas,
cálidas y carnosas.

Algún día mis manos
serán como las de mi abuelo.

Siempre quedan ilusiones
en el corazón del hombre.

Algún día quisiera pasear
de la mano de algún nieto.

Y al vuelo de la tórtola
en el viejo camino

pensará qué poco habla su abuelo.
Mas sabrá que lo querré muchísimo.

Bajo mi blancuzca y fría y huesuda mano
sentirá el llanto de la rosa,

rezumando puro amor
en los momentos últimos.

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