Labios soldado
lucharon frente a frente
en larga e íntima batalla.
Extraña batalla donde las haya.
Perder era ganar.
Morir resucitar.
Caer herido, volver a retoñar
como el podado olivo.
Paz firmaron extenuados
y sobre la colina
clavaron en unión
victoriosa bandera.
Así cuenta la leyenda
de aquel cerro sin crepúsculo.
Dulces arroyos
de agüita clara
manan de sus entrañas,
y nunca llegan al mar.
domingo, 2 de agosto de 2020
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Si el poeta se duerme en su palabra, el pueblo al que le canta se empobrece. Si el pueblo se empobrece y adormila, el poeta se agranda, des...
-
Recuerdo con dulzura el aroma a colonia de hombres y mujeres que rodearon mi infancia. Hombres, eran hombres. Mujeres, íntegras mujeres. El...
-
Piezas para construir un poema: • Hemos cerrado nuestro taller de reparación de alas rotas de mariposa. • Pero muchos clientes siguen llama...
-
Allá por las últimas alturas respirables le dijo el zángano último a la abejita reina: -Frótate una de tus últimas patitas por entre la úl...
No hay comentarios:
Publicar un comentario