lunes, 10 de agosto de 2020

TENGO MIEDO A...

 Tengo miedo a encontrarte y resbalar en tu mirada, donde el pasado es presente y la música resiste.

Tengo miedo al abismo de tus ojos como un suicida dudoso ante los acantilados.

Me he encerrado en mi cueva para amarte tranquilo.


Perteneces al día como el sol o la faena y te has fundido con el oxígeno.

Estás en el agua y la luz, átomo inseparable e indivisible.

Estás yo no sé en qué espacio más allá de la razón y de la voluntad, como un misterio cósmico que me hace admitir equilibrios descomunales.


Te amo desde la inexistencia. A veces te amo desde el fondo de un pozo parecido a la muerte. Te amo desde la sombra donde la realidad se debilita. Te amo como la concha a la perla, mi preciada luz secreta.


Me basta con que existas como existen las estrellas, y te hablo como a ellas les hablo, de puro y claro pensamiento.


Estás en mí en mi llanto, en el plato, en la almohada. Estás en el mercado, acechante detrás de cada estantería. Estás en otro cuerpo, estás en otras manos que me tocan. Estás como un maestro invisible al que pregunto mis dudas. Ahora mismo sé que me estás abrazando. Ahora mismo bebo de tu boca. Ahora mismo escucho tus palabras.  Y no hay desierto. Tengo un amor tan fuerte como los fósiles, fragante como la mejorana. Te estoy viendo con los ojos de los ojos, con los de las manos y los de la boca. Te estoy viendo con los ojos que atraviesan los límites.


Por ti sé que no moriré solo. 

Por ti sé que amaré siempre.


Y eso es muy dichoso.


Aunque no te tenga.

Aunque no te tenga.

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