jueves, 18 de febrero de 2021

 Tiene mi voz por oficio

cosa de madre y de tierra.


Bajo mi duro arrecife de ciega ignorancia,

bajo este muladar de yerros y décadas

si digo a buscarla

ahí sigue ella,

siempre paciente a la espera en volverme

otra vez al camino,

reconstruirme no importa qué tiempo

idéntico al sol, idéntico y nuevo

al plato, al beso, a la manta,

al grano de trigo empapado de lluvia

en la sementera.


Tiene mi voz por oficio

no más que cosa de amarme.


Como una madre.

Como la tierra.

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