En Montana o por Vietnam
te juro que justo ahora
corre el agua por un río,
que alguien vaga vagabundo
por las calles de París,
que ha sido abatido un ciervo
por un rifle en cualquier parte,
que están cayendo ilusiones
al tiempo que se ilusionan
tres mil millas adelante,
que ha espirado el moribundo
su penúltimo estertor,
mientras un recién nacido
desgañita anunciador
el proseguir de la sangre.
En cambio en la misma hora,
redonda como una onda,
yo no sé nada de ti.
Crueles como puñales
me atraviesan toda el alma
las agujas del reloj.
sábado, 27 de junio de 2020
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