Si me acompañaras en mi galería verías altos árboles frondosos.
Oirías piar pájaros exóticos;
plantas aromáticas flanquean los caminos que suben a la cima
o el que baja a la playa virgen.
Allí los albatros se enamoran de las gaviotas y las palmeras se inclinan sobre las olas ofreciéndoles su fruto.
Siempre hay luz en esa galería.
Es de una antorcha que llaman amor.
Pero si la luz se apaga (desgraciadamente es una luz frágil) entonces verías la realidad de esa galería:
es una caverna
negra,
fría y húmeda.
Como la misma muerte.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Si el poeta se duerme en su palabra, el pueblo al que le canta se empobrece. Si el pueblo se empobrece y adormila, el poeta se agranda, des...
-
Recuerdo con dulzura el aroma a colonia de hombres y mujeres que rodearon mi infancia. Hombres, eran hombres. Mujeres, íntegras mujeres. El...
-
Piezas para construir un poema: • Hemos cerrado nuestro taller de reparación de alas rotas de mariposa. • Pero muchos clientes siguen llama...
-
Allá por las últimas alturas respirables le dijo el zángano último a la abejita reina: -Frótate una de tus últimas patitas por entre la úl...
No hay comentarios:
Publicar un comentario